Había una vez una familia muy alegre: mamá Sofi, papá Leo y su pequeño Tomi.

Tomi ya no era tan bebé, estaba aprendiendo a dormir en su camita grande. Pero a veces, en medio de la noche, tenía pequeños accidentes y se preocupaba mucho.

—“¡Oh no! Arruiné mi colchón”, decía con carita triste.

Mamá Sofi le acariciaba el pelo y le decía:

—“No pasa nada, mi amor. Tenemos una funda mágica que te cuida mientras dormís”.

Papá Leo entonces le mostró el secreto: debajo de las sábanas había una funda impermeable para colchón.

—“Mirá, Tomi, esta funda es como un escudo invisible. Nada puede atravesarla: ni agua, ni leche, ni jugo… ¡ni los accidentes nocturnos!”.

Tomi abrió los ojos bien grandes.

—“¿Un escudo de superhéroes para mi cama?”

—“¡Exacto!”, rieron sus papás.

Esa noche, Tomi durmió profundamente, sin miedo y con el corazón tranquilo. Soñó que viajaba en un barco pirata, que jugaba en la selva con tigres y que saltaba en charcos de agua con botas rojas. Y aunque en el sueño se mojaba entero, al despertar su cama estaba seca, limpia y cómoda como siempre.

Desde ese día, Tomi llamó a su cama “mi colchón mágico” y se sintió muy seguro. Porque sabía que pase lo que pase, sus papás y la funda impermeable estaban ahí para protegerlo.

Y así, con amor, confianza y un poquito de magia, la familia de Tomi dormía feliz cada noche.

 

Colorín colorado, este cuento seguro ha terminado.